La ansiedad es como la fiebre: un síntoma, no el problema en sí.
No se trata de apagar la alarma, sino de atender lo que la activa. Sanar es ir a la raíz, no solo calmar el síntoma.
Miriam El Faiq


La ansiedad es como la fiebre: un síntoma, no el problema en sí. Cuando el cuerpo enfrenta una infección, responde con fiebre, una señal de que algo no está bien. Del mismo modo, la ansiedad es la alarma de que algo en nuestra vida necesita atención.
Si sólo intentamos bajar la fiebre sin tratar la infección, esta volverá una y otra vez. De la misma manera, si nos enfocamos únicamente en eliminar la ansiedad sin abordar su verdadera causa, persistirá y encontrará nuevas formas de manifestarse.
Para sanar de verdad, no basta con apagar el síntoma, hay que ir a la raíz del problema.
Imagina que un virus entra en tu organismo. El sistema inmunológico responde liberando sustancias que elevan la temperatura corporal. El calor dificulta la reproducción del patógeno y moviliza células de defensa. La fiebre, entonces, es simultáneamente señal de alarma y parte del mecanismo de curación.
Del mismo modo, la ansiedad se manifiesta cuando nuestro sistema de defensa psíquico detecta una amenaza: real, potencial o simbólica. Nos prepara para luchar o huir, acelera el pulso, tensa los músculos y agudiza los sentidos. El problema surge cuando el 'virus' no se resuelve o, peor aún, cuando no existe un virus identificable y seguimos al rojo vivo.
Aprender a leer la fiebre no significa amar el síntoma, sino entender lo que intenta proteger.
Soy Miriam El Faiq, terapeuta especializada en acompañar procesos de transformación emocional profunda. Mi enfoque se basa en crear un espacio seguro para que puedas escuchar tu síntoma, entender su mensaje y reconectar con el sentido de tu malestar. Te invito a conocer más sobre mi trabajo y acompañamiento en: www.miriamelfaiq.com


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